17.10.08

De cosas antiguas que pululan por mi ordenador

Mi vecina sale a fumar con su bata de casa rosa a la terraza. Su marido va por la calle, una avenida cercana, con una carpeta bajo el brazo y una bolsa de supermercado en la mano. Al doblar la esquina, se esconde detrás de una columna, saca una botella de cerveza de litro que lleva en la bolsa y le da varios tragos. Mientras, mi vecina mira al gallo que los chicos del taller atan todos los días a un árbol. Esperan que crezca pronto, y mientras, el gallo canta y las mujeres que van a la compra le gritan ¡ole!, y ¡qué guapo eres! Un hombre, en un bar cerca, finge que se ahoga delante de la gente, con una navaja abierta apretada en su mano; si la gente le pregunta si se encuentra bien, el hombre cierra la navaja y contesta cortésmente que no del todo, que últimamente le cuesta mucho respirar. Si la gente lo ignora, él se vuelve loco y empieza a tirar los vasos de las mesas cercanas. La hija del mecánico tiene siete años y va al colegio de la avenida. Su compañera de pupitre llora porque se ha muerto su abuelo, mientras pintan mosaicos en clase de manualidades. La hija del mecánico llora con ella. Mientras, la profesora lee una frase que un hombre le escribió hace algunos meses en su agenda: “ nadie puede enseñarte la geografía de lo desconocido( aún por descubrir). Todo lo que puede hacerse es potenciar la voluntad de explorar..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

sigue sigue !
valiente!